te encuentro sentada
en el mismo banco
ocultando tus ojos
tras esas gafas oscuras,
en esta estación
de aspecto olvidado.
Al llegar el tren
sacas del bolso
ese bastón blanco y plegable,
yo me acerco hacia ti
y te ofrezco mi brazo
te ayudo a subir
a ese vagón vacío de espacios.
Tres paradas
nos unen por unos instantes
tres paradas
como un fino hilo de alambre.
Llegará el invierno
y no quisiera ofrecerte mi brazo
sino todo mi ser
que siempre guíe tus pasos
yo seré vuestra luz
aunque a ti te falte.
Hasta mañana Irma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario